Más de 150 jóvenes del movimiento de Cursillos de Cristiandad de Madrid se reunió del 29 de noviembre al 1 de diciembre en la Casa Seminario de las Rozas de Puerto Real para celebrar el Adviento que este año albergaba el lema «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo» (Jn 6, 51). Un testimonio y una propuesta de estos jóvenes de una vida en Cristo para el mundo, y una respuesta a la vocación al que el Señor les llama como cursillistas.
“El adviento es la espera de la esperanza”
Mi nombre es Mercedes Fernández Cuena y he tenido la suerte de poder vivir y compartir con mi comunidad, la convivencia de adviento 2024 que se celebró el pasado fin de semana del 29 de noviembre al 1 de diciembre.
Aunque el Señor siempre me sorprende, esta vez el mayor regalo ha sido redescubrir el significado de la eucaristía, ya que, aunque entiendo qué es, necesitaba más de lo que pensaba, volver a Cristo Eucaristía. Antes de esta convivencia, la eucaristía ha pasado por mi vida en diferentes etapas, algunas veces ha supuesto alivio y consuelo y otrasveces por el contrario, he asistido casi más por inercia que otra cosa. Sin embargo, este fin de semana he apreciado lo importante y lo consciente que debo ser de que la eucaristía es Cristo haciéndose accesible a través del pan de vida, se hace pequeño y cercano para poder vivir en mí y estar más cerca de todos.
Entender esto, es importante porque el adviento es la espera de la esperanza, es saber que el 24 de diciembre nacerá nuestra salvación y que por tanto el mundo no está perdido, todo lo contrario, puede cambiar y nos podemos salvar gracias a la sangre del Cordero Divino y su misericordia. Me hace ser consciente del sentido de mi vida y de mi vocación a la santidad. Hace que cobre sentido el sacrificio que celebramos en Pascua y que explica el milagro de la eucaristía.
Ahora bien, además de la parte espiritual, no puedo no mencionar las actividades con las que me sorprendió el equipo de este año, que nos hicieron pasar grandes momentos y muchas risas como era de esperar. Ha sido un tiempo de compartir con los de siempre y de hacer nuevos amigos. Creo que nunca podré borrar de mi memoria esa especie de espectáculo que me hicieron vivir con Mask Singer el viernes por la noche, y qué puedo decir que robó la vergüenza de muchos de sus participantes.
El sábado nos sorprendieron con un ingenioso scape room que nos tuvo muy entretenidos, al igual que el bingo de medio día. No puedo hablar de la convivencia sin tener en cuenta esos ratos de risas y anécdotas que siempre dejan los ratos libres, y que también son mis favoritos.
En conclusión puedo decir que ha sido una convivencia muy especial en la amistad pero sobre todo de unión con Cristo.
Mercedes Fernández Cuena