Somos Balbina Erimola y Javier De Miguel, ingeniera de telecomunicaciones e informático respectivamente, cursillistas que caminamos en la Ultreya de López de Hoyos en Madrid, desde hace 7 años, que fue cuando hicimos nuestro Cursillo. Tenemos una peque de 10 años, regalo del Señor, llamada Alegra.
El pasado viernes 6 de junio llegamos a Roma para disfrutar del Jubileo al que el Papa Francisco nos había convocado en mayo de 2024, el Jubileo de la Esperanza. Alegra no vino, se quedó en Madrid.
La lectura de la bula papal de convocatoria, “Spes non confundit” (La esperanza no defrauda) nos preparaba a lo que íbamos a vivir esos días.
El viaje a Roma ha sido un regalo que el Señor nos ha hecho a través de Cursillos.

El viernes disfrutamos de una Ultreya Mundial preciosa en la basílica de San Pedro Extramuros. Más de 4.000 cursillistas procedentes de multitud de países de varios continentes abarrotaban un templo espectacular. Tras llegar con los 90 cursillistas de Madrid, Javier y yo decidimos acercarnos a la parte delantera. Primero nos sentamos con la expedición de los cursillistas de Corea del Sur, que nos obsequiaron con sus pañuelos de Cursillos de Corea. Sentimos una iglesia viva y palpitante, donde a pesar de las distancias lingüísticas con nuestros amigos coreanos, el sentimiento de Cristo Vivo y Resucitado nos unía.
Poco a poco nos fuimos acercando más al altar compartiendo la Ultreya Mundial con los cursillistas de Nápoles.

El Espíritu Santo se dejaba notar en todo momento, regalándonos un ambiente de Comunidad cristiana y hermandad deliciosos, disfrutando de los rollos y testimonios de Monseñor Sáinz Meneses, el Padre Jaime López Peñalba, o el de nuestro presidente mundial, el cordobés Álvaro Martínez, entre otros. Y por supuesto de la música que iban tocando los cursillistas de distintas partes del mundo, con mención especial a la delegación madrileña.
El sábado muy temprano nos fuimos al Vaticano. Disfrutamos del ambiente de hermandad, mientras nos íbamos acercando a la basílica de San Pedro, donde tras un precioso recorrido caminando por la Via de la Conciliazione, llegamos a la imponente Plaza de San Pedro, donde nuestra emoción se iba incrementando ya que íbamos a atravesar la Puerta Santa que nos iba a dar la indulgencia plenaria.

Y así fue, tras disfrutar de ese recorrido que nos recordó el ambiente de hermandad del que gozamos durante los Vïa Crucis de los sábados que hay Cursillo, por fin atravesamos la Puerta Santa. Es indescriptible la emoción que sentimos en ese momento: el Espíritu Santo se colaba en nuestros corazones y la Gracia nos inundaba.
Según atraviesas la Puerta Santa, te encuentras inmediatamente con la Piedad de Miguel Ángel, para dejarte sin respiración. Y todo lo que te encuentras a continuación, indescriptible. Con mención especial a la tumba de San Pedro.

Poco después los sacerdotes de Madrid que nos acompañaban celebraron una preciosa eucaristía en la iglesia Santa María in Transpontina, en el Vaticano.
Y, por la tarde, otro plato fuerte: la Vigilia de Pentecostés con el Papa.. Qué maravilla el papa León. Se recorrió todos los rincones de la Plaza de San Pedro en el papamóvil para que cada uno de los miles de personas que estábamos allí lo pudiéramos ver de cerca, parándose además a coger en brazos y bendecir a los bebés que le presentaban.
Es precioso el profundo cariño que le tenemos al Papa León XIV. Posiblemente tenga que ver el hecho de que sea la primera vez que hayamos vivido la elección de un Papa, tras nuestra conversión en nuestro Cursillo hace 7 años.

Y el domingo, celebramos la misa de Pentecostés con el Papa. Sin palabras. Estuvimos en una ubicación estupenda, gracias a la cual el Papa volvió a pasar junto a nosotros a su llegada a la Plaza de San Pedro en el papamóvil. Y una eucaristía maravillosa, que como el resto de eventos pudimos también seguir con traducción simultánea a través de nuestros móviles.
Una celebración deliciosa, y sorprendente la impecable organización por la vivimos cosas como que, en pocos minutos, y con la ayuda de un gran número de sacerdotes, pudiéramos comulgar los miles y miles de asistentes que allí nos congregamos.

Para termina, visitamos la tumba del Papa Francisco en la impresionante basílica de Santa María la Mayor o Santa María de las Nieves, que ya solo escuchar el por qué del nombre de “de las Nieves” es maravilloso.
En resumen, el gran regalo que nos ha hecho el Señor a través del movimiento de Cursillos de Cristiandad es increíble. La dedicación y trabajo del equipo que llevaba meses preparando este maravilloso viaje, y el de los sacerdotes que nos han acompañado y no dejan de hacerlo con sus vidas dedicadas al Señor y a nosotros. Qué pasada lo que hemos vivido, cómo el Espíritu Santo nos ha hermanado aún más con muchos cursillistas que ya conocíamos, y con nuevos cursillistas que hemos conocido.
¡Qué paz nos hemos traído de Roma y cuántas emociones!. Estamos ya deseando apuntarnos al siguiente jubileo, dentro de 25 años, si Dios quiere.
¡De Colores!
Balbina Erimola y Javier de Miguel