Soy Juan Palanca, tengo veinte años y estoy en la comunidad de Cursillos de Cristiandad desde que nací. Yo fui a la convivencia de Adviento de jóvenes sin mucha expectativa, mi vida estaba en orden conmigo y con Cristo, no tenía ninguna inquietud especial ni nada, sí que me apetecía ir porque no había ido nunca a una convivencia de Adviento pero fui sin esperarme gran cosa. Normalmente en estas convivencias yo me encuentro a Cristo por todas partes, momento sí, momento también, pero siempre he tenido la presión de que tenía que hacer algo especial para quedarme tranquilo. Siempre tenía que conocer a todos, hablar con todos, ser el más profundo en la decuria, ser el que más tiempo estuviera de rodillas durante la adoración, ser el que dijera las cosas más bonitas en la clausura, siempre tenía que hacer algo para que la gente viera lo cerca que estoy del Señor, pero esta convivencia ha sido diferente: no he hecho nada especial que haya llamado la atención, al menos no buscándolo, he conocido a cinco personas nuevas, he hablado normal durante las decurias, he escuchado durante los rollos y no he hecho que la gente se fijara mucho en mí. Y gracias a Dios. Él me ha enseñado que no necesito demostrar mi fe sino vivirla cada día y en cada momento, sin mostrársela a nadie más haciendo algo especial. Hemos estado el Señor y yo, sin más. Y por su Gracia también he podido disfrutar con la gente que ya conocía, hacerme más amigo de mis amigos y enterarme de las maravillas de Cristo que hay en su vida. Pero si tuviera que decir un momento favorito, aunque no podría quedarme sólo con uno, diría que fue la vela del sábado al domingo. Normalmente estoy durante varias horas en la vela que se hace durante la noche, porque me importa y para que la gente vea cuánto me importa, pero esta vez estuve sólo una hora, la hora que me tocaba en el horario. Para mi sorpresa, el Señor no necesitó más para reavivar la llama que hay dentro de mí, que aunque estuviera todo en orden, nunca viene mal tomar un respiro. El Señor ha hecho cosas grandes en mí y estoy muy muy alegre. Ahora solo estoy deseando que nazca dentro de mí y que quiera contar conmigo para ayudar a que nazca en los demás. DE COLORES.
Juan Palanca