Hola a todos! Soy Miguel Lazcoz. Hice mi cursillo el 8 de diciembre de 2023, y desde entonces camino en la ultreya de Cristo sacerdote.
Este verano el Señor me ha llamado junto a once misioneros más y el padre Pedro Rubiato, a misionar en la prelatura de Moyobamba en Perú durante unos días del mes de agosto en los pueblos de Bellavista y Consuelo.

Era la primera vez que me iba de misión y la verdad que el día de antes de embarcar rumbo a Perú dejé que me comiera un poco la incertidumbre y el miedo. A pesar de la preparación que habíamos tenido durante el año, tenía miedo de cómo iba a ser mi reacción a una realidad tan diferente a la mía. Pero el Señor hace las cosas muy bien, así que lo primero que nos puso por delante nada más llegar a Perú, fue un retiro de oración en el que nos colocó bien el corazón para lo que estaba por venir.
Los tres primeros días de misión los pasamos en Moyobamba donde Monseñor Rafael, el obispo de la Prelatura, nos acogió de maravilla y pudimos terminar de aterrizar en Perú. Después de estos tres días, partimos a Bellavista donde nos esperaban las Siervas de los Pobres, Hijas del Sagrado Corazón de
Jesús para acogernos durante el resto de la misión.

Estás semanas de misión han sido un verdadero regalo del Señor, el empezar cada día con la Eucaristía y una hora de adoración han hecho que pudiera entregarle de verdad cada día. Y aunque al principio el ir puerta por puerta invitando a la gente a las asambleas se hiciera raro, que los pueblos estuvieran plagados de sectas o que algunas de las situaciones que veíamos fueran realmente duras, el estar tan cerca del Señor es lo que ha hecho que pudiéramos vivir la misión como Él quería que la viviéramos.
Al igual que hemos sido testigos de situaciones complicadas, también hemos podido ser testigos de lo grande que se hace el Señor en nuestra vida y en la de los demás en cuanto le dejamos entrar. Tengo muy grabado en el corazón el momento en el que José, un chico con síndrome de Down de Bellavista, recibió todos los sacramentos de iniciación cristiana, o el ver la entrega de las Siervas cada día con los más pobres del pueblo, y mil momentos más que me han ido haciendo entender que el Señor me había llamado a la misión solo porque quería que yo me convirtiera y me enamorara más de su Iglesia.

Gracias a esta misión he podido ser consciente de lo necesaria que es la Iglesia, los necesarios que son sus sacerdotes y de lo afortunado que soy de vivir en Madrid para vivir mi fe con una comunidad tan viva como es la de Cursillos y con acceso a la Eucaristía y a la confesión cuando quiera.
Vuelvo de la misión muy consciente de que ahora el Señor me llama a la misión en Madrid y de que mis ambientes tienen la misma necesidad de que entre el Señor en sus vidas. Para esto me siento menos preparado que para Perú, pero si algo me ha enseñado el Señor durante la misión es que lo único que tengo que hacer es ponerme delante de él y preguntarle que quiere de mí.
¡De colores!
Miguel Lazcoz