¿Qué es lo que ha pasado en Cursillos de Madrid desde el pasado 30 de octubre? ¿Quién era, quién es esta persona que ha puesto en oración a miles de personas pidiendo por su vida? ¿Quién eseste hombre que el pasado 5 de noviembre nació a la Vida?
Este hombre es mi socio, mi amigo del alma, mi hermano, Santiago Jiménez Herranz, Santi. Hombre de 51 años, cristiano, cursillista desde los 18 años (hicimos el cursillo juntos, del 29 de abril al 2 de mayo de 1993). Se casó con Elena el 28 de julio de 2001 y tuvieron tres hijos: Nacho (21), Gonzalo (19) y Pablo (16). Elena enfermó de cáncer, vivió la enfermedad santamente y nació a la Vida el 7 de enero de 2023. Un tiempo después Santi conoció a Mercedes y se casaron el 8 de marzo de 2025.

Santi estudió Físicas y al terminar la carrera decidió renunciar a un trabajo bien remunerado para hacerse profesor de secundaria. Primero en un colegio concertado, el Natividad de Nuestra Señora, en Madrid y, después de sacarse la oposición, en institutos públicos de Móstoles, Fuenlabrada y Majadahonda. Por último, después de rezarlo en el sagrario, volvió a la enseñanza concertada, al Colegio San Ignacio de Torrelodones, colegio diocesano, donde Santi se desplomó el pasado 30 de octubre mientras daba clase y explicaba la grandeza de la
fiesta de Todos los Santos frente al Halloween. Como diría alguno: “murió con las botas puestas”.
Apóstol del Señor
Al poco de hacer nuestro cursillo, se grabó en nuestro corazón una idea: que nuestro trabajo, que toda nuestra vida sirviera para construir el Reino. Por eso Santi siempre enfocó sus clases como una oportunidad de anunciar el evangelio. ¡Cuántas clases de Física y de Matemáticas se convirtieron en un testimonio de vida personal! El anuncio del Evangelio lo hacía a tiempo y a destiempo, como decía Sebastián Gayá, porque a Santi no le daba ninguna vergüenza hablar
del Señor en ambientes hostiles o alejados, todo lo contrario, cuanto más hostiles o alejados, con más ganas hablaba de Jesucristo.
Son decenas de personas las que han hecho un Cursillo de Cristiandad invitadas por el Señor a través de Santi de manera directa, centenares de manera indirecta y muchas más las que han sido invitadas. Todo esto lo hacía a través de la amistad, porque él siempre buscaba hacerse amigo de las personas en sus ambientes. Su personalidad, siempre alegre, muy alegre, era atractiva para las personas de corazón sencillo, para las personas que tienen hambre de Dios.
Hijo de Dios
Uno de sus primeros pasos en la fe fue el descubrir que era hijo de Dios. En el evangelio vemos como Jesús está constantemente hablando de cómo es el Padre y Mariano, el sacerdote de los jóvenes de los 90, nos ayudó a Santi y a mí a comprender quién era el Padre, quién era nuestro Padre.
“Si Dios te pide que saltes es porque tienes alas para volar”. Ésta es una frase que últimamente repetía a sus alumnos Santi. Él aprendió pronto que, estando en los brazos del Padre, no tenía miedo a volar y si el Padre le decía salta, él saltaba porque sabía que el Padre le recogería.
Sabía de Quién se fiaba. Y así vivió: como un niño mimado de Dios, confiado, sabiéndose cuidado.

Hermano de Cristo
Estos días muchas personas no han dejado de preguntarse, de preguntarnos a todos los que le conocíamos y le queríamos, por qué Santi era como era, por qué era tan alegre, por qué tenía esa confianza en el Señor; muy sencillo: Santi era un hombre de sagrario, un hombre de eucaristía y de perdón.
Santi se llevó el trato personal con el Señor de su cursillo y desde el principio buscó a diario hablar con el Señor y escucharlo en el sagrario. Cuando trabajaba en el instituto de Móstoles, como la parroquia estaba cerrada, aparcaba en la puerta y oraba desde el otro lado para estar más cerca del Señor. Más adelante le pidió al párroco de Villanueva del Pardillo las llaves de la parroquia para poder entrar y rezar. Santi bebía de la oración. Y se alimentaba de la eucaristía.
Recuerdo que un día, cuando estábamos comenzando a caminar juntos en cursillos, me dijo: “He estado en la decuria con Pepita y va a misa todos los días. Flipo”. Al poco tiempo, Santi estaba yendo a diario a la eucaristía.
Él se curaba con el sacramento del Perdón. Intentaba confesarse semanalmente, de hecho, no recuerdo que dejara pasar más de una semana sin confesarse. ¿Pero por qué te confiesas cada semana? ¿tantos pecados tienes? Solíamos preguntarle entre risas cómplices en la reunión de grupo. Lo importante es estar en Gracia, decía, y tenemos mucha suerte de tener un sacramento que nos lo permite.
Templo del Espíritu Santo
Muy fiado del Espíritu y de su poder, Santi se encomendaba a Él y se fiaba de Él. Era muy consciente de que estamos en el tiempo del Espíritu Santo y siempre que iba a hablarle a alguien de Dios o iba a invitar a alguien a un Cursillo, invocaba al Espíritu Santo. Pero también se encomendaba a Él para entra en clase, porque, como él decía, en clase podían ocurrir “cosas” importantes, podía llevar a Dios a sus alumnos.
En los últimos momentos de la enfermedad de Elena, orando por la noche, Santi recibió del Espíritu Santo el don profecía, gracias al cual pudo ayudar a muchas personas en sus circunstancias rezando por ellas.
Hombre de la ilusión
El trato íntimo de Santi con Dios, su confianza en Él y el amor que sabía que Dios le tenía, le llevaba a los demás seguro y confiado que todo es posible.
Santi fue, junto con otros jóvenes de la época, el iniciador de las Pascuas en Familia de Madrid, Pascuas en las que cientos de miembros de la Comunidad se juntan desde entonces para vivir el Triduo Pascual. Esto de celebrar la Pascua en familia parecía una cosa harto difícil, pero Santi siempre creía que lo difícil no era imposible. Quizá por eso él y yo estábamos preparando un plan para nuestra jubilación y vejez que consistiría en hacer nuestra propia residencia, una residencia para los amigos cursillistas de Madrid.

Hombre constante
Para Santi la vida en comunidad, la vida en Cursillos era fundamental. Participaba de la Escuela de Madrid como motor del Movimiento, de la Ultreya de Santa María de Majadahonda desde que hizo el cursillo, lo mismo que de nuestra querida reunión de grupo, reunión que empezó a las pocas semanas de nuestro cursillo. Sólo algo que ocurriera en casa y que reclamara de su presencia hacía que Santi no acudiera a nuestra reunión semanal. ¡Cuánta vida compartida en estas reuniones durante 33 años! ¡Cuánta fe! ¡Cuántos buenos y malos momentos! Santi necesitaba vivir en comunidad, y nosotros necesitábamos de él; de su alegría, de su ilusión, de su esperanza.
Santi se enorgullecía de quien era (hijo de Dios), sabía que donde quería ir era al cielo y cuál era el camino: Jesucristo, (“nadie va al Padre si no es por mí”). Eso hacía que mantuviera la mirada puesta en la misma dirección: “Dios a la vista”, de la misma manera que diría el marinero al descubrir tierra. Esta mirada puesta en el Señor nunca impidió, al contrario, potenció su deseo de disfrutar al máximo de las cosas de la vida misma: su matrimonio, de que era muy consciente que es era su primera vocación, estar en familia, bajar a la piscina, esquiar, una cerveza muy fría, el aperitivo, una fiesta, un concierto, un rato de guitarreo. Sus amigos, por supuesto, sus amigos.
Soy testigo de que Santi ha disfrutado de la vida y ha sufrido mucho dolor, también. Pero el poso ha sido claramente positivo: ha disfrutado más porque estaba lleno de Dios. Santi tenía hambre de Dios, de crecer en santidad, de expandir el Reino y de llegar al Cielo.
Yo solo puedo dar gracias a Dios por este amigo íntimo del alma que tantas veces me ha acercado al Señor, con el que tantos proyectos de evangelización hemos compartido, que siempre ha estado ahí cuando le he necesitado y con el que he disfrutado tanto de la vida. Ha sido fácil quererle y dejarme querer por él.
Gracias querido amigo, gracias por tu vida entregada, sigue disfrutando. Esperamos volver a encontrarnos un día en el Cielo y hacer ya allí nuestra próxima reunión de grupo.
Mientras tanto, intercede por nosotros.
Siempre con nosotros, Santi.
Jota Ferre
PD: El título viene porque le gustaba el grupo Tequila y hace un guiño a una canción de este grupo y a su frase de “si Dios te pide que saltes…”


