«La esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones» (Rom 5, 5)
Somos Beatriz Méndez-Villamil y Daniel Suárez. Hicimos nuestro cursillo en enero de 2018 y junio de 2018 respectivamente, estamos casados desde el año 2002, y vivimos nuestra fe en la Comunidad de Cursillos en la Ultreya de López de Hoyos donde caminamos en comunidad desde que acabamos nuestro cursillo.
Con una llamada a finales de enero de Eva Castrillo, comenzó nuestra andadura con la Pascua en Familia 2025. La vivimos con una mezcla de emoción, ilusión y nervios, con la sensación de estar superados por una vida ya de por sí tensionada por las obligaciones profesionales y por algún que otro reto personal y familiar y, lo más importante, con una pasión inmensa y renovada por Cristo y por la Pascua.
También lo vivimos como una llamada fuerte y clara del Padre a salir de nosotros mismos, a vivir más intensamente la Cuaresma y a servir con gozo a esta Comunidad de la que Cristo se sirvió para cambiar nuestras vidas y transformar nuestro matrimonio.
La mayor alegría y el primer gran abrazo del Padre vinieron con la nominación de Fernando Murga como director espiritual y con la noticia de que Boby se uniría a nosotros con la mirada puesta especialmente en nuestros adolescentes, 44 chavales que estuvieron acompañados por ocho jóvenes de nuestra comunidad que generosamente vivieron el paso de Cristo como monitores del grupo. ¡Gloria a Dios!.
La Pascua en Familia son dos Pascuas en una: de adultos y de adolescentes. Podríamos incluso decir que son tres Pascuas si pensamos en los 82 niños menores de 12 años que tuvieron sus propias actividades y catequesis durante los rollos y decurias de los adultos gracias a la generosidad de Javier Íñigo, María Pérez Turbidí, Luis Ríos, Laura López y los padres que los acompañaron.
El escenario de la Pascua en Familia ha vuelto a ser el complejo San Fray Luis de León en Guadarrama, que nos acoge cada año y ofrece múltiples opciones para un grupo como el nuestro de 273 personas incluso en días lluviosos como los que hemos tenido esta Semana Santa. Un grupo de edades muy diversas desde los 0 hasta los 85 años.
¿Y qué nos llevamos nosotros de esta Pascua? Difícil resumirlo, pero algunos momentos nos han marcado especialmente…
- El inmenso SÍ del equipo: sacerdotes, padrinos, gobernantes, intendencia, adolescentes, niños, liturgia, rollistas, «sentidistas», música, sonido… Nos conmovieron su amor y fidelidad a Cristo, con su entrega al servicio de los demás.
- El tiempo de preparación en equipo de la Pascua como una gran familia, con niños, adultos… Todos entregados para llevar el tiempo Pascual a todas las familias que se apuntaron.
- Nuestros padrinos: Angelines y Enrique que no han dejado de rezar por la Pascua y que ofrecieron sus días de enfermedad por este tiempo de comunidad en familia.
- Dos y en algunas actividades tres sacerdotes pastoreándonos.
- El lema elegido: «La esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones (por el Espíritu Santo que nos ha sido dado)», inspirado en la llamada del difunto Santo Padre Francisco (D.E.P.) a caminar juntos en la esperanza en este año jubilar y especialmente durante la Cuaresma y la Pascua.
- El inicio de la Pascua con una Eucaristía en la que Boby nos exhortaba al equipo a recordar que veníamos a la Pascua a dejarnos rescatar por Cristo.
- El Jueves Santo recordando la mirada de Jesús y su llamada a servir sin reservas.
- El rollo de Viernes Santo en la antesala de la Cruz: «El amor hace fecundo el dolor. El dolor hace profundo el amor».
- La visión del sepulcro el Sábado Santo: el de Cristo y los nuestros. La mirada de María como ejemplo de esperanza. La certeza de que incluso en el silencio, Dios habla.
- El gozo de saber que resurrección es resignificar la vida: que el cielo sea AQUÍ y PARA TODOS, y que para ello queremos morir al pecado y vivir para siempre.
¡El Señor ha estado grande y estamos alegres!.
Beatriz Méndez-Villamil y Daniel Suárez
¡De colores!
Testimonio de Pascua de adolescentes
Me llamo Ana, tengo 23 años y voy a la ultreya de la Visitación. Llevo viviendo la Pascua en cursillos desde que nací, pero llevaba sin venir a la de familias desde que pasé a jóvenes hace 4 años.
Os podéis imaginar la alegría que me dio cuando Marta Sigueros me llamó para que fuera a ayudarles con el grupo de adolescentes. ¡Con lo que yo he disfrutado estas pascuas hace unos años!.
Aunque desde otra perspectiva, este año no ha sido menos, vivir estos días en comunidad es esencial en mi vida y me hace muy feliz, y además, ver como los adolescente se dejan tocar por el Señor me ha renovado completamente.
¡Somos unos afortunados!.
Ana Gómez
¡De Colores!
